lunes, 29 de diciembre de 2008

Capitulo 4: Dame un abrazo, amigo secreto


El martes 22, a las 9.00 aproximadamente llegó el verano, realmente esa noticia no tiene ninguna novedad, desde hace semanas las temperaturas no bajan de los 30° C. Esta semana el calor sería peor, principalmente por que como cada año había que comprar los regalos de navidad. Los malls y persas estaban repletos de improvisados pascueros quienes sacaban el jugo a sus tarjetas de créditos para cumplir con los deseos de sus hijos, padres, familiares, etc. A pesar de la educación católica entregada por mis padres y el colegio de mi infancia dependiente de una congregación recién llegada a Chile, la navidad desde hace años se había transformado en una fiesta comercial, perdiendo ese espíritu de paz y recogimiento. Este año había decidido que sería distinto, solo compraría un par de regalos para sobrinos pequeños, que poco entienden del verdadero espíritu navideño, y el correspondiente regalo del amigo secreto. En esta navidad la suerte no estuvo conmigo y el sorteo claramente no me favoreció. Cuando me invitaron a participar del amigo secreto, pensé que sería entretenido y ventajosamente más económico, pensando en la crisis en la que estamos inmersos. Con este juego solo tendría que comprar 2 regalos, para el amigo y mi secretaria; ahora si me salía ella se simplificaba aún más la cosa. Cuando se realizó el sorteo no esperaba sacar a nadie en especial pero me tuvo que salir Cristina, la secretaria de gerencia de personal. Desde que llegué a trabajar en esta empresa note que Cristina me tenía ganas y claramente yo no le correspondía. No es que mi condición de gay sea un impedimento, bueno claro está que si lo es; pero ella en sí tampoco despertaba en mi algo más que admiración, es verdad, admiración por su contextura. De aproximadamente 1 metro 75 de altura, su peso llegaba a la no despreciable suma de 109 Kilos. En realidad era como un ropero de 3 cuerpos, rubia, de mejillas coloreadas y no hace falta que les explique el tamaño de sus brazos y piernas. La clásica mujer que conserva el volumen y no la línea. El día que ingresé a mi empleo recuerdo haber ido a firmar el contrato a personal y ahí estaba ella, abanicándose sobre un pequeño escritorio, con un ventilador al lado y un trozo de torta tres leches a medio terminar junto a la foto de Luis Miguel.-En que puedo ayudarlo- me preguntó mientras se abanicaba con sensualidad.-Hola, soy Nicolás Oyarzo; vengo a mi firmar mi contrato- le respondí aún con asombro. –Con quién debo hablar- seguí en la conversación.-Con Patricio, pero está con licencia; pero no se preocupe acá estoy yo para atenderlo- seguía coqueteándome, mientras intentaba levantarse de su silla. Al verla de pie me di cuenta de su voluminosidad. – Primero que nada, venga que le daré su abrazo de bienvenida- me dijo mientras extendía los brazos y se acercaba como un oso sobre su víctima. Con su volumen me cubría todos los francos de escape, nunca quise aprender a jugar rugby eso me habría servido en esta situación.-No se preocupe, no es para tanto – le respondí caminando hacia atrás, notando que me acercaba a una pared y que no podría escapar.- No sea tímido, venga y reciba un cordial abrazo de bienvenida- y seguía acercándose.No tuve escapatoria, sus brazos me rodearon completamente y su boca se sumergió en mi mejilla derecha. Su fuerza me comprimió tanto, que mi desayuno estuvo a punto de quedar en su camisa con flores, que en ella alcanzaba para estampar toda la amazona. Desde ese día debía caminar con precaución, por que donde me veía, me abrazaba y besaba apasionadamente. En realidad no me complicaba buscarle un regalo a Cristina, sino más bien entregárselo.-Cómprale chocolates, a nosotras las mujeres nos gustan y más a ella- fue el consejo de la Piluca cuando me acompaño en las compras navideñas. - Regálale una crema reductora, pero de a kilo- fue el de la Teru.Un par de aros fue la decisión final. Eran bonitos, originales y claramente poco comprometedores. El día de la fiesta llegué temprano, deje mi regalo en el fondo de la caja dispuesta para ello y me senté lo más atrás posible. Cuando comenzó la entrega fue la Cristi la encargada de repartirlos. Metió su brazo en la caja y al levantarlo, mi regalo había sido el primero en salir –Haber, este regalo es paraaaaa……ohhhhh pa’ mi- dijo con una voz de niña que recibe su regalo directamente del pascuero – qué será, qué será – repetía mientras lo abría –ohhhh que lindo, un par de aros; gracias a mi amigo secreto ya descubriré quién es- dijo mientras nos miraba a todos. Yo tratando de disimular, me puse a conversar con mi compañero de al lado. Al terminar de repartirse todos los regalos, comenzó un coctel y música navideña cantada por Luis Miguel, claramente Cristina estaba a cargo de elegirla. Me retiré a mi oficina con mi regalo, un Sirah comprado en supermercado y antes de llegar a mi puerta escuché – Nico, espera quiero hablar contigo- esa voz no era otra que la de Cristina. Me detuve y comencé a temblar mientras trataba de abrir la puerta de mi oficina. –Nico, se que fuiste mi amigo secreto y quiero agradecer tu regalo- escuche su voz tras de mi oído tratando de susurrarme. Me volteé y quedé entre mi puerta y ella.-Cristina, por qué crees que fui yo- respondí con angustia y miedo a la vez. Una mujer enamorada podía ser peligrosa, una enamorada y de más de 100 Kilos una verdadera emergencia.-Por qué nadie tiene mejor gusto que tú en esta empresa - y se acercaba a mis oídos, dejándome prisionero entre sus brazos mientras se apoyaba en la puerta. –Quiero agradecerte con un beso que no olvidarás nunca- y sus labios se fueron acercando a los míos con un trozo de aceituna negra entre sus dientes. No tenía escapatoria, solo cerré mis ojos y labios lo más fuerte posible y cuando comencé a sentir su cálido aliento y sus labios junto a los míos, la puerta de mi oficina cedió y se abrió de una, haciendo que ambos cayéramos sobre la alfombra.-ahhhhhhhhhhhhhhhh- fue mi grito, la exhalación de todo el aire de mis pulmones. No lograba respirar. Su peso me comprimía y no tenía posibilidad de arrancar. El resto de los invitados corrieron a tratar de rescatarme, con 5 compañeros lograron levantar a la Cristi, quien a esa altura gritaba y lloraba, mientras se disculpaba. –Lo siento Nico, no fue mi intención respira, respira por favor o tendré que darte respiración boca a boca- repetía mientras afirmaba mi cara entre sus robustas manos.-Noooooo, si ya estoy bien, no te preocupes-respondí rápido. Si esperaba un segundo más, tendría sus labios apretando los míos, dándome respiración.-Jajajajajaja, no te puedo creer Nico, ahora se te dio vuelta el paragua y te trataste de agarrar a la gordita- fue el comentario de la Teruca, mientras se bebía un jugo.-Ahí Nico, que pena por ella- me dijo la Pilu, mientras trataba de ver la terraza contigua, donde atendía Banderas.Este viernes habíamos decidido cambiar de lugar, pero la Pilu insistió en probar la terraza del bar contiguo al de Banderas. Aún no había logrado hablar con él. La semana anterior se le acercó y le preguntó el nombre –disculpe- fue la respuesta de Banderas. La Pilu, con un nerviosismo de colegiala enamorada se enmudeció y volvió a correr al baño para orinar. –Es que cuando estoy nerviosa se pone inestable mi vejiga- fue la escusa de la Pilu por no haber podido concretar una conversación con Banderas.-Y a ti, que te regaló Rodrigo Teru- le pregunté con la intención de ver si Javier se asomaba.-Nada, ese idiota no ha dado señales de vida. Me dijo que en estos periodos se pone melancólico y realiza retiros espirituales….se dan cuenta, retiros, quién cresta hace eso en estos días- respondió con rabia, cerrando una revista de bodas. –No lo entiendo, le compré una linda camisa Lacoste y él ni siquiera llama--Es bien extraño este tipo- comentó la Pilu –por último te manda un mensaje de navidad por el celular o por el facebook. Yo creo que oculta algo.-Yaaaaa, creo que le están poniendo mucho- dije – qué tiene de malo que haga retiros espirituales, mucha gente los hace en estas fiestas- fue mi comentario tratando de recobrar el significado navideño.-mmmmm no se, le daré 2 días más de retiro, si no aparece que se vaya al Tiber o a Cachemira. Bueno, si se va a Cachemira le aprovecho de encargar un chalequito, me fascinan esos tejidos- dijo la Teru con cara de inocencia.Con la Pilu nos miramos –jajajajajajajajaja Teru, no hablaras en serio- dijimos en coro ante el comentario del chaleco.-Noooooo, ahí nunca tan tonta jajajajajajaja……si lo envió a Cachemira, obvio que no le encargaré nada, pa’ eso también venden de esos chalecos acá, no- respondió la Teru, esta vez con cara de intelectual.-Yaaaaaaaaaaaaaaaaa, jajajajajajaja Teru, me encanta tu forma de ser- respondí mientras acariciaba su mano. –No pienses más en Rodrigo y preparemos la noche de año Nuevo, tenemos que ponernos de acuerdo en qué vamos a hacer.-Y tu Pilu, te atreviste a regalarle algo a Banderas- comentó la Teru, sin entender aún nuestro comentario de Cachemira.-Qué eres mala Teru, si sabes que no he podido hablar con él- respondió la Pilu. Banderas, limpiaba las mesas y atendía en la terraza vecina. La Teru con algo de inestabilidad se levantó de su silla y comenzó a caminar hacia él. Ya podía afirmar mejor su pie, pero aún se sentía inestable. Banderas atendía a una muchacha de hermosos rasgos, ojos pardos almendrados, nariz recta perfilada y una hermosa amplia sonrisa. –Qué hace la Teru, a dónde va- pregunté a la Pilu, quién seguía mirando a su enamorado trabajar. –Mira, ella salió el otro día en un programa de solteras en TVN y produce eventos, cómo se llama mmmmm Yamile creo, que regia es y mira como le coquetea con su mirada a Banderas- me respondió.Finalmente la Teru logró llegar a la mesa donde atendía Javier. Saludó a la sensual muchacha y luego le preguntó algo a Javier al oído. La mirada de él se dirigió a nosotros y le respondió algo a la Teru. Ella se despidió de la muchacha, quién con una sonrisa sólo la miró y la Teruca comenzó su largo peregrinar hacia nosotros.Cuando llegó, se sentó y bebió un sorbo de su jugo, abrió la revista y sólo comentó –qué regia ella- mientras seguía ojeando. –Qué le dijiste a Banderas-le preguntó la Pilu, quitándole la revista de las manos para poder llamar su atención.-Naaaa, sólo le pregunté su nombre- y la Teru me miró con una mirada nunca antes vista en ella. Mi amiga se había dado cuenta de todo, la semana anterior había quedado tranquilo pensando que ella no había notado nada, claramente mi amiga no era tan tonta como aparentaba.-Y qué te dijo, cómo se llama- siguió preguntando la Pilu, cada vez con más insistencia.-Javier, así se llama, Javier- el tono de la Teru era cortante y a la respuesta seguió la apertura nuevamente de la revista. La mire un momento y ella me observaba, pero ahora su mirada era de complicidad, la Teru no diría nada y eso me tranquilizaba.-Uhhhhhhh Javier, que lindo nombre- comentó la Piluca sin notar la conversación de sólo miradas que teníamos con la Teru. –Ya chicos, ahora preparemos la noche de fin de año, que vamos a hacer, yo voto por el Dominga…tocan la Ale y Marcelo- seguió la Pilu. La gente seguía circulando por Isidora con paquetes de regalos. La Teruca ojeaba su revista y la Piluca nos contaba los distintos panoramas para la noche de fin de año. La muchacha del frente, bebía su jugo y yo sólo observaba a mi amiga Teruca. El sol comenzaba a ceder ante una fresca brisa que circulaba entre las mesas de las distintas terrazas. El verano ya estaba instalado y Santiago comenzaba a descansar de la vorágine comercial navideña.

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