
El tráfico que circula por la calle Merced me hacía pensar lo difícil que sería tener un almuerzo tranquilo. Debido al calor y a lo acontecido anoche, Año Nuevo; habíamos decidido trasladarnos de sector para este almuerzo. La Pilu quería estar lo más lejos de Javier, realmente no quería verlo más. Como la Teru estrenaba empleo nuevo, en una oficina de asesoría de imagen en el sector de Lastarria, habíamos decidido almorzar cerca del Bellas. Rodeados del parque y más de algún actor o farandulero que pasara por ahí nos permitiría tener más de un tema de conversación. Acordamos almorzar en el Emporio La Rosa, un local pequeño ubicado en una punta esquina de Merced con Santo Domingo. Nos habían hablado mucho del local especialmente de sus helados con sabores novedosos, la Teru los había probado en el Parque Arauco – bajar al centro, que lata; muchos shulos – fue su comentario hace varios meses atrás y ahora trabajaba en el centro – No es centro yaaaaa, es el sector bohemio de Santiago, algo así como Palermo Soho – explicaba, salvando la situación ante la pregunta de su nuevo empleo.
Llegué más temprano de lo acordado. Había decidido no trabajar hoy, después de levantarme y estar un par de horas en el gimnasio eliminando las calorías y grasas ganadas este fin de año tomé rumbo al local. Hacía muchos años que no recorría el sector, donde por primera vez viví sólo. Todo estaba más cambiado, la calle la habían remodelado, muchos cafés y locales de diseñadores independientes, no era Palermo pero si en algo se podía asimilar, como decía la Teru.
- Desea almorzar o sólo helado – me preguntó el mesero del local. Un tipo alto, algo pálido vestido con un delantal negro; distando mucho del atractivo de Javier.
- mmmm, empezaré con un helado, espero a dos personas más para almorzar, pero será en 30 min creo. Tienes la carta de sabores- respondí, quedando sorprendido ante la mezcla exótica y variada de combinaciones – quiero chocolate jengibre, frutilla pimienta y te verde con mango- fue mi elección.
-No tengo te verde con mango, te ofrezco helado de rosas o nutela, que vendrían bastante bien a lo demás- fue la recomendación del chico. –Ok, aceptado – fue mi respuesta.
Aún estaba secuelado con las fiestas de Año Nuevo. Cómo mi familia es del sur, no había podido pasar estas fiestas con ellos así que decidimos con la Piluca cenar juntos en mi departamento. La Teru cenaría con su familia en San Felipe por lo que no disfrutaría de nuestra agradable compañía. Después de la cena saldríamos a carretear en alguna de las fiestas de Santiago. La Piluca deseaba ir a una fiesta electrónica en el Dominga, yo al Arena por lo que tendríamos que recorrer toda la ciudad. Comenzamos en el Arena, bastantes asistentes y música muy buena aunque mushos cabros chicos. Recordé mis antiguas andanzas en la Skuba. Bailamos los más variados ritmos, fuimos una pareja ideal; en ese sentido la Piluca es como mi alma gemela femenina, probablemente si fuera hetero estaría casado con ella y cuidando muchos cabros chicos, como ella desea. Después de 2 horas decidimos partir al Dominga. No había mucha gente pero el alivio de los tumultos fue bueno. Comimos sushi y bebimos como si en realidad terminara nuestras vidas. Todo bien hasta la llegada de los “pacos” y eso que no era fiesta de disfraces. Una amargada tipa que vive al otro lado de Kennedy había alegado por la fiesta, ya de días previos. Después de un rato abrazábamos a cuantos se nos acercaban, nos reímos de las gallas con hermosos vestidos pero con cuerpos horribles para usarlos, del ebrio que alegaba porque sólo tocaban música electronika y que quería reggaetón y de su despampanante acompañante, la doble de la tía Sonia (mamá de Massu). En eso estábamos cuando recibí la llamada de Iván, un buen amigo de carretes.
-Feliz año compadre- le gritaba. Poco le escuchaba con la música. –Feliz año bonito, donde estás- me respondió.
-En el Dominga con una amiga y tú-
-En bellavista, vente pa’ acá te envío por mensaje la dirección. Está rebueno todo, 15 lucas y bar abierto- me gritaba del otro lado, donde se escucha bastante buena la fiesta. –Le pregunto a mi amiga y te aviso, chabela- respondí. La Pilu prendió de inmediato. Existe una fascinación de las mujeres de ir a fiestas de sus amigos gays. Nos despedimos de la Ale, la verdadera reina de la noche, de Marcelo y un par de conocidos más y partimos a la que sería nuestra última parada. El local era una antigua casadel barrio Bellavista, a nuestro arribo la fiesta estaba re-prendida. Con varias pistas de bailes pero sólo un tipo de música, las divas eran las encargadas de hacer bailar a heteros y gays. Madonna, Cher, K Minogue, Britney Spears, JLo, etc. En una de las pistas Iván y un grupo de amigos y amigas bailaban. Nos dirigimos a saludarnos y después de las correspondientes presentaciones y saludos nos dedicamos con la Pilu a bailar y disfrutar de un ambiente más relajado, por lo menos para mí.
Llegué más temprano de lo acordado. Había decidido no trabajar hoy, después de levantarme y estar un par de horas en el gimnasio eliminando las calorías y grasas ganadas este fin de año tomé rumbo al local. Hacía muchos años que no recorría el sector, donde por primera vez viví sólo. Todo estaba más cambiado, la calle la habían remodelado, muchos cafés y locales de diseñadores independientes, no era Palermo pero si en algo se podía asimilar, como decía la Teru.
- Desea almorzar o sólo helado – me preguntó el mesero del local. Un tipo alto, algo pálido vestido con un delantal negro; distando mucho del atractivo de Javier.
- mmmm, empezaré con un helado, espero a dos personas más para almorzar, pero será en 30 min creo. Tienes la carta de sabores- respondí, quedando sorprendido ante la mezcla exótica y variada de combinaciones – quiero chocolate jengibre, frutilla pimienta y te verde con mango- fue mi elección.
-No tengo te verde con mango, te ofrezco helado de rosas o nutela, que vendrían bastante bien a lo demás- fue la recomendación del chico. –Ok, aceptado – fue mi respuesta.
Aún estaba secuelado con las fiestas de Año Nuevo. Cómo mi familia es del sur, no había podido pasar estas fiestas con ellos así que decidimos con la Piluca cenar juntos en mi departamento. La Teru cenaría con su familia en San Felipe por lo que no disfrutaría de nuestra agradable compañía. Después de la cena saldríamos a carretear en alguna de las fiestas de Santiago. La Piluca deseaba ir a una fiesta electrónica en el Dominga, yo al Arena por lo que tendríamos que recorrer toda la ciudad. Comenzamos en el Arena, bastantes asistentes y música muy buena aunque mushos cabros chicos. Recordé mis antiguas andanzas en la Skuba. Bailamos los más variados ritmos, fuimos una pareja ideal; en ese sentido la Piluca es como mi alma gemela femenina, probablemente si fuera hetero estaría casado con ella y cuidando muchos cabros chicos, como ella desea. Después de 2 horas decidimos partir al Dominga. No había mucha gente pero el alivio de los tumultos fue bueno. Comimos sushi y bebimos como si en realidad terminara nuestras vidas. Todo bien hasta la llegada de los “pacos” y eso que no era fiesta de disfraces. Una amargada tipa que vive al otro lado de Kennedy había alegado por la fiesta, ya de días previos. Después de un rato abrazábamos a cuantos se nos acercaban, nos reímos de las gallas con hermosos vestidos pero con cuerpos horribles para usarlos, del ebrio que alegaba porque sólo tocaban música electronika y que quería reggaetón y de su despampanante acompañante, la doble de la tía Sonia (mamá de Massu). En eso estábamos cuando recibí la llamada de Iván, un buen amigo de carretes.
-Feliz año compadre- le gritaba. Poco le escuchaba con la música. –Feliz año bonito, donde estás- me respondió.
-En el Dominga con una amiga y tú-
-En bellavista, vente pa’ acá te envío por mensaje la dirección. Está rebueno todo, 15 lucas y bar abierto- me gritaba del otro lado, donde se escucha bastante buena la fiesta. –Le pregunto a mi amiga y te aviso, chabela- respondí. La Pilu prendió de inmediato. Existe una fascinación de las mujeres de ir a fiestas de sus amigos gays. Nos despedimos de la Ale, la verdadera reina de la noche, de Marcelo y un par de conocidos más y partimos a la que sería nuestra última parada. El local era una antigua casadel barrio Bellavista, a nuestro arribo la fiesta estaba re-prendida. Con varias pistas de bailes pero sólo un tipo de música, las divas eran las encargadas de hacer bailar a heteros y gays. Madonna, Cher, K Minogue, Britney Spears, JLo, etc. En una de las pistas Iván y un grupo de amigos y amigas bailaban. Nos dirigimos a saludarnos y después de las correspondientes presentaciones y saludos nos dedicamos con la Pilu a bailar y disfrutar de un ambiente más relajado, por lo menos para mí.
-Vas a terminar hecho un cerdo, cómo se te ocurre estar comiéndote un helado gallo- me dijo la Teru quién llegaba con un bluetooth en la oreja. – Tay hace mucho esperando, es que una que trabaja pos’caurito jajajajajaja.
-Hola amigui, feliz año, que te creí con esa cuestión en la oreja, como que te llegó la tecnología, jajajajajajaja- fue mi comentario. –Cómo lo pasaste- seguí mientras la abracé fuertemente y me ponía a juguetear con su aparatito de la oreja.
-Feliz año también pa’ti, espero que sea mejor y que te agarres a alguien pero que no le guste a la Pilu jajajajajajaja- fue el comentario irónico de quién se había mantenido en silencio desde hacía una semana.
-Yaaaaa no weí, no ves que no se si la Pilu está remal por eso- fue mi respuesta mientras me volvía a sentar. – por qué, qué pasó, se lo dijiste- comenzó el interrogatorio de la Teru
-Noooooo, no hubo necesidad, se dio cuenta sola anoche de que al Javi se le chorreaba el helado jajajajajajaja como a mí, pero estos están exquisitos, querí- le dije mientras le ofrecía una cuchada de mi postre.
-Por qué, que pasó- fue nuevamente la pregunta de la Teru, pero no tuve necesidad de responder. En ese momento llegó la Piluca con un trajecito dos piezas verde agua.
-Uffff, sorry el atraso pero me vine en metro más apretada que sardina, cómo estai Nico, amiga feliz año pero no me dí el abrazo porque estoy más sudada que gorda en sauna- y se sentó abanicándose con unas revistas que como siempre tenía la Teru a mano. –Veo que no han pedido más que un helado o están en el postre-
-No, sólo es un aperitivo mientras llegaban, como estas Pilu- le pregunté acercándole la copa de helados para que se refrescara un poco. –Tay recuperada de la impresión- le pregunté
-Siiiii, que le vamos a hacer, ya he aprendido otra cosa de los gays; que son regios y pucha que bailan bien jajajajajajjaa- su respuesta me tranquilizó y llamé al mesero. –Qué bien amiga, pero además tenemos buen gusto, no me lo podí negar- respondí sonriendo.
-Pucha y uds que se las traen, me van a contar lo que les pasó o yo no les cuento qué onda con Rodrigo y lo que descubrí del car’e Girardi jajajajajajaja- fue su comentario con voz de niña pícara.
-Noooooooo, cuenta que onda-respondimos en coro
-Ahhhhhhhh- fue su exclamación –yo quiero una ensalada griega y una coca zero- dijo con indiferencia al mesero mientras se agarraba su pelo con una cola –ahhhhhh les gustaría saber-
-Jajajajajajaa que densa eres Teru- dijo la Pilu, mientras ojeaba la carta – yo una ensalada con pastrami y pa’ beber, tienes jugo de melón- preguntó mirando al mesero –No, ninguno natural- respondió éste. –Agua mineral sin gas- pidió al final.
Yo miraba la carta, mientras esperaba la historia de la Teru – quedé listo con el helado, así que tráeme un baguette con ricotta y tomate más una coca zero, por favor- entregué la carta al mesero y volví a mirar a la Teru –Ya po, cuéntate que supiste-
-Jajajajja, oka miren-empezó la Teru – desde la navidad que no sabía nada de él, y recién el lunes me envió un mensaje diciéndome que quería juntarse conmigo. Bueno eso lo hicimos el miércoles en la mañana en su departamento. Vive cerca de tuyo Nico, en uno de 1 dormitorio rechico. Allá llegué yo y cuando me abrió la puerta casi me caí de espalda-
-por qué, no estaba sólo o te abrió la otra jajajajajjaa-preguntó la Pilu ironizando
-Noooooo, si estaba en pelota, sólo con unos bóxer de viejo. Me tiritaron hasta los chitecos jajajaajajaja- contaba la Teru, ahora soltándose el pelo. –Bueno, ahí empezamos a hablar, primero le recriminé que no me había llamado y no me había dado mi regalo de navidad, luego me empezó a dar disculpas absurdas sobre unos retiros y el espíritu navideño, todo así sin vestirse más –
-yyyyyyyyy pero por qué desapareció- preguntó la Pilu quien seguía acalorada- sácate esa chaqueta un rato mujer-le dije para que se lograra refrescar.
-Miren, en realidad poco entendía lo que me decía, es que se veía tan rico así que en un arranque de enyeguecimiento paaaaaaaaaa me lancé sobre él y lo empecé a besar ahhhhhhhhhhh estuvo muy bueno – nuevamente se tomó el pelo y levantó los brazos, con signo de satisfacción –Y bueno, cuando terminamos en vez de un cigarro me lo lanzó todo, el cara dura está casado con una tipa en conce y que acá está sólo porque hace una pasantía de no sé qué cosa.
-Pero cómo tan care’ raja, que le dijiste- le pregunté
-Naaa, estaba tan satisfecha que me levanté, me vestí, le dejé un billete de 5 lucas en la cama y le dije que pa’ eso no más sirve. Y me fui- se relajó hacia atrás en la silla y siguió jugando con su pelo –uffffff quedé super – y nos miró con cara de maldad y satisfacción -jajajajaj creo que a uds le hace falta un poco jajajajajajjaa-
Mientras nos servían el almuerzo, una suave brisa nos refresco. Ya la Pilu no sudada y la Teru se había relajado un poco. Terminamos de almorzar y mientras comíamos unos helados llegaba nuestro turno de contar lo sucedido con Javier. –Y con Javier qué onda, cómo cachaste que se le apagaba el calefón- preguntó la Teru a la Piluca.
- De la peor forma, fuimos en la noche con el Nico a bailar a un sucucho de lokas, éste me llevó po-dijo mientras me empujaba con su mano haciéndome un menosprecio –debo confesar que igual quería ir y la música buenísima. Oye Teru, te morí todos los tipos que se pierden en ese mundo, unooooos minos, cómo este po-y volvió a empujarme pero ahora un dejo de cariño.
-Bueno ahí estábamos bailando con unos amigos de este fleto, jajajajajjajaa te lo digo con cariño- me dijo mientras me daba un beso en la mejilla –cuando en la otra pista vi a Javier. Con una polera blanca ajustada y cuellito en V rebajado que resaltaba sus pectorales y bueno sus pelitos del pecho, unos jeans ajustaditos que mostraban su potito redondito y unas piernitas- exponía la Pilu haciendo gestos mostrando lo que iba explicando.
-Uffffff no sigas-le dije, mientras me reía.
-Bueno, enfríate un poco Nico jajajajajajaja. Puedo seguir- me preguntó; yo asentí – bueno, me acerqué a él, yo la más ingenua por no decir otra cosa, pensé que andaba con amigas y que como yo, sólo era un invitado hetero. A casi medio metro de él mientras él bailaba se acercó otro tipo por atrás, le tapo los ojos y le dijo algo al oído y Javier se volteó y le planto el medio besoooooooo. Ahí quedé, pa’dentro, el idiota se me adelantó en lo que pensaba hacer. Me podría haber besado a mi – Con la Teru nos miramos y luego nos dirigimos a la Pilu –estai webiando, no- le preguntamos.
-Jajajajajaja, siiiiiii. Bueno no era pa’mi, más bien pa’ ti. Igual se veía muy lindo anoche. Las cagaste Nico, cómo no te diste cuenta de que él era gay también-
Su pregunta me dejó para adentro. En un segundó pasó por mi mente el decirle toda la verdad o el ocultar mi conocimiento sobre la condición de Javier. Miré a la Teru para pedir apoyo, si sus ojos me decían que no me apoyaría, contaba todo. La Teru comía su helado pero me miró haciendo un gesto de negación. –Es que igual no se le notaba y uno tampoco es infalible. Igual, no era de mi gusto- le respondí tratando de tranquilizar la situación. En mi mente sólo pensaba que realmente la Pilu tenía razón y que si la situación hubiese sido distinta, quizás no estaría sólo.
El tráfico en la zona comenzó a aumentar, más personas circulaban por la esquina, algunos que recuerdo de la noche anterior. El local se empezaba a llenar de desesperados santiaguinos en busca de un refrescante y original helado. Ofrecí a ambas ir a dejar a sus respectivos departamentos en mi auto, a esa hora el metro comienza a sofocar. Estábamos igual que en el primer almuerzo, los tres reunidos y más amigos que nunca, pero aún solos. Bueno, comienza un nuevo año.



